miércoles, 19 de septiembre de 2007

ESO DE SABER…




Eso de saber.
¡Lo que esta mal!
¡Lo que ésta bien!.

Eso de saber
lo que por mi mente pasa,
lo que importa en esa vida.
eso es lo que quisiera saber.

Eso de saber.
Lo que uno cree saber,
lo que vendrá mas tarde
lo que uno no sabe muy bien.

Eso de saber si será ahora ó después.
Si es un juego ó
un pasatiempo, todo puede ser.

Eso de saber.
Si es amor ó es pasión de un deseo,
eso quisiera saber.

Eso de saber.
Si es un juego del cual
nadie quiere saber.
Y todos quieren jugar en él.

Eso de saber
si viviré de amor
ó moriré por el
eso quisiera yo saber.

kolma

ESTOS VERSOS LECTOR MÍO


Estos versos, lector mío,
que a tu deleite consagro,
y sólo tienen de buenos
conocer yo que son malos,
ni disputártelos quiero,
ni quiero recomendarlos,
porque eso fuera querer
hacer de ellos mucho caso.

No agradecido te busco:
pues no debes, bien mirado,
estimar lo que yo nunca
juzgué que fuera a tus manos.
En tu libertad te pongo,
si quisieres censurarlos;
pues de que, al cabo, te estás
en ella, estoy muy al cabo.

No hay cosa más libre que
el entendimiento humano;
pues lo que Dios no violenta,
por qué yo he de violentarlo?

Di cuanto quisieres de ellos,
que, cuanto más inhumano
me los mordieres, entonces
me quedas más obligado,
pues le debes a mi musa
el más sazonado plato
(que es el murmurar), según
un adagio cortesano.
Y siempre te sirvo, pues,
o te agrado, o no te agrado:
si te agrado, te diviertes;
murmuras, si no te cuadro.

Bien pudiera yo decirte
por disculpa, que no ha dado
lugar para corregirlos
la priesa de los traslados;
que van de diversas letras,
y que algunos, de muchachos,
matan de suerte el sentido
que es cadáver el vocablo;
y que, cuando los he hecho,
ha sido en el corto espacio
que ferian al ocio las
precisiones de mi estado;
que tengo poca salud
y continuos embarazos,
tales, que aun diciendo esto,
llevo la pluma trotando.

Pero todo eso no sirve,
pues pensarás que me jacto
de que quizá fueran buenos
a haberlos hecho despacio;
y no quiero que tal creas,
sino sólo que es el darlos
a la luz, tan sólo por
obedecer un mandato.

Esto es, si gustas creerlo,
que sobre eso no me mato,
pues al cabo harás lo que
se te pusiere en los cascos.
Y adiós, que esto no es más de
darte la muestra del paño:
si no te agrada la pieza,
no desenvuelvas el fardo.


SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ.
(1651-1695)

ALMA EN PENA

A fuerza de quererte
Me he convertido, Amor, en alma en pena.

¿Por qué, Fuensanta mía,
si mi pasión de ayer está ya muerta
y en tu rostro se anuncia los estragos
de la vejez temida que se acerca,
tu boca es una invitación al beso
como lo fue en lejanas primaveras?

Es que mi desencanto nada puede
Contra mi condición de ánima en pena
Si a pesar de tus párpados exangües
Y las blancuras de tu faz anémica,
Aun se tiñen tus labios
Con el color sangriento de las fresas.

A fuerza de quererte
Me he convertido, Amor, en alma en pena,
Y con el candor angélico de tu alma
Seré una sombra eterna.


EL CAMPANERO

Me contó el campanero esta mañana
Que el año viene mal para los trigos.
Que Juan es novio de una prima hermana
Rica y hermosa. Que murió Susana.
El campanero y yo somos amigos.

Me narró amores de sus juventudes
Y con su voz cascada de hombre fuerte,
Al ver pasar los negros ataúdes
Me hizo la narración de mil virtudes
Y hablamos de la vida y de la muerte.

-¿Y su boda, señor? -Cállate, anciano.
-¿Será para el invierno? -Para entonces,
y si vives, aun cuando su mano
me dé la Muerte, campanero hermano,
haz doblar por mi ánima tus bronces.

Ramón López Velarde (1881-1921)

*****