miércoles, 25 de julio de 2007

SOLEDAD.

Fuiste en un tiempo dulce compañero,
confidente cabal, seguro ampara,
en tú regazo ideal se hizo más claro,
el espejismo azul de la quimera,
infalible esfumar del sueño caro.

Mi enemigo doliente te declaro,
aunque hacerlo, en verdad mucho me hiere.

Cuanto instante íntimo vivido,
en las noches de luna venturosas,
o en veladas de ensueño,
peregrinas.

Pero lógico el ciclo se ha cumplido:
primavera triunfal me dio tus rosas,
transcurrido, me punzan tus espinas.

Anónimo

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